EL MIEDO EN LA RECTA FINAL
La Semana de Carrera
Víctor Arroyo
9/16/20243 min leer
¿Y si todo el trabajo que has hecho no es suficiente? Esa es una pregunta que tal vez te ronda por la cabeza cuando te encuentras en la semana previa a la competición, la famosa "semana de carrera". La semana en la que las emociones se disparan, los nervios empiezan a aparecer con más frecuencia, y después de meses de sacrificios y duro trabajo, los miedos se intensifican.
Esos momentos de duda, en los que piensas que quizás no has entrenado lo suficiente, son comunes, sobre todo cuando la preparación no ha sido del todo la ideal, lo sé porque lo he vivido. Pero también te digo que con los años, tanto como triatleta como entrenador, he aprendido a transformar esa incertidumbre en algo más, afinando cada detalle para llegar a las competiciones con plena confianza en un proceso que he ido puliendo durante años.
Recuerdo muy bien cuando esas dudas solían aparecer en mis primeras competiciones. Mis entrenamientos podían ir bien, nadaba cómodo, mantenía los vatios en la bicicleta sin problema y corría las tiradas largas a buen ritmo, pero aún así, a pocos días del Ironman, me encontraba preguntándome: "¿Y si algo sale mal?, ¿Y si el día de la carrera no puedo mantener ese ritmo?".
Esa conversación interna, aunque es común, no tiene por qué ser una realidad, he aprendido que la clave está en confiar en la preparación. Cuando sabes que has trabajado inteligentemente y con constancia, esa duda comienza a desvanecerse. Es entonces cuando te das cuenta de que la pregunta no es "¿y si no es suficiente?", sino "¿cómo voy a utilizar todo lo que he aprendido en estos meses?".
Una de las lecciones más importantes que he asimilado a lo largo de mi carrera deportiva es que el trabajo más crucial no solo está en lo físico, sino en lo mental. La mente es un músculo que, si no lo entrenas adecuadamente, te traicionará en los momentos clave.
Recuerdo una noche antes de una gran competición, cuando las dudas todavía rondaban por mi cabeza, pero en lugar de dejarlas ganar terreno, me obligué a cambiar mi perspectiva. En lugar de preocuparme por lo que podría salir mal, me recordé por qué estaba allí. Cada entrenamiento, cada sacrificio, no eran simples pasos hacia una carrera, eran piezas de un puzzle mucho más grande, la constancia, la disciplina, y la pasión por este deporte.
Con los años, he llegado a las competiciones con plena confianza en mi método de entrenamiento, porque cada kilómetro, cada repetición, han sido el resultado de un proceso estudiado y perfeccionado. El miedo a no demostrar lo entrenado ya no es más que una señal de lo mucho que me importa este deporte, pero ahora lo utilizo como combustible, no como un obstáculo.
El día de la carrera, la verdadera batalla no está solo enfocada en el cronómetro, sino también en cómo gestionas tus pensamientos. Cuando llegas con confianza en tu preparación, tanto física como mental, sabes que estás listo, y eso es lo que busco transmitir como entrenador. La competición no es el único momento que define tu éxito, ¡claro que es importante!, pero lo que realmente importa es la forma en que gestionas el proceso y cómo llegas con la tranquilidad de saber que has dado lo mejor de ti.
Al final del día, la distancia Ironman tiene un paralelismo con la vida, nos enseña quiénes somos realmente, cómo lidiamos con la adversidad y cómo seguimos adelante cuando las cosas se ponen difíciles. Ese día de la carrera, cuando cruces la línea de meta, no solo habrás ganado una medalla, sino que habrás aprendido algo más valioso, la seguridad de que todo el esfuerzo realizado te ha preparado para ser la mejor versión de ti mismo.